Terremoto


Terremoto de San Juán  (1944)

El 15 de enero de 1944, a las 20.52, un sismo de 7,8 grados en la escala de Ritcher enlutó al país entero. Nunca se supo exactamente la cantidad de muertos que dejó el desastre natural, aunque se estima que fueron entre 10 y 15 mil personas.


El sábado 15 de enero de 1944, a las 20.52, un terremoto de 7.8 grados en la escala de Ritcher, destruyó la ciudad de San Juan y enlutó al país entero: la tragedia fue de tal magnitud que ninguna familia salió indemne de algún luto y prácticamente nadie salvó su casa.

Desde la mañana los animales se habían comportado de manera extraña: los gallos no cantaron al amanecer sino al atardecer, los caballos relincharon inquietos y los perros, gimiendo de miedo, buscaron sin cesar algún lugar oscuro donde refugiarse.

Pero nadie se apercibió de lo que anunciaban y cuando las grietas se abrieron, ya fue muy tarde: en minutos todo se vino abajo, la Catedral incluida.

Y hasta los que habían logrado escapar hacia la calle, fueron aplastados por la mampostería de los viejos edificios, que se bambolearon y finalmente cayeron, incapaces de resistir, porque inexplicablemente -desde 1900 se sabía que San Juan estaba situada en zona altamente sísmica- no habían sido hechos para eso.

Nunca se supo a ciencia cierta cuántos murieron: entre 10.000 y 15.000 vecinos, se estima, fueron enterrados en fosas comunes que los obreros de Vialidad Nacional cavaron y regaron con cal para evitar la propagación de enfermedades.

En algún momento, también hubo que apelar a la incineración de cadáveres. Otros 70.000 vecinos resultaron heridos de distinta consideración, sobre una población total que no alcanzaba a los 100.000 habitantes.

Por aquella época los empleados públicos también trabajaban los sábados hasta el mediodía y se cree que, si el terremoto hubiera ocurrido por la mañana, la cantidad de víctimas todavía hubiese sido mayor.

Sin embargo, como era usual los sábados, a la hora en que se produjo el terremoto se celebraban casamientos en las principales iglesias, cuatro de las cuales -Concepción, Catedral, Trinidad y La Merced- se derrumbaron sobre los contrayentes, los sacerdotes y centenares de invitados.

El Regimiento 22 de Infantería de Montaña organizó en la madrugada del 16 de enero los primeros socorros a la población y dos trenes, uno mendocino y otro cordobés, llegaron de inmediato con personal médico para asistir a los heridos.

Inclusive los 500 presos de la cárcel de Marquesado fueron liberados para que auxiliaran a sus familiares.

Miles de heridos de gravedad comenzaron a ser llevados al día siguiente en tren o en autos de familiares a hospitales de provincias vecinas, ya que los de San Juan habían resultado dañados y se carecía de luz eléctrica.

Ese 16 al mediodía, el coronel Juan Domingo Perón habló por la Red Argentina de Radiodifusión: "Se hace necesario ahora la colaboración del pueblo argentino que reclamo en estos momentos y que descuento se concretará en los cuatro puntos cardinales...", dijo.

Tras el acto de beneficencia en el Luna Park, donde Perón conoció a Evita, también los porteños se movilizaron para ayudar: en los días subsiguientes comenzaron a salir desde Buenos Aires trenes cargados con alimentos y ropa para los damnificados.

El terremoto cambió totalmente la fisonomía de San Juan, que de ciudad colonial pasó a ser moderna y antisísmica, pero la reconstrucción no fue una tarea fácil: duró hasta 1960 y demandó la ayuda suplementaria de la Nación.

         acallado ya el dolor por tanta muerte, los sanjuaninos pueden estar orgullosos de la tarea realizada: se levantaron, lucharon, reconstruyeron su hábitat y en ese hacer se reconstruyeron a sí mismos.

Por eso, aunque la herida cicatrizada siga allí, aun palpable, si los gallos volviesen a cantar a deshoras y los perros a huir atemorizados, ellos tienen ahora la tranquilidad de saber que ante un nuevo terremoto, lo que sucedió, no les volverá a pasar. 


FUENTE: Diario de Cuyo



Catedral de San Juan destruida 




“San Juan, destruida”
“Alcanzaría a 3.500 el número de muertos y los heridos en la catástrofe pasarían de 7.000”, informaba el diario de Botana al día siguiente. Pero aquello sólo era el comienzo, pues las horas se encargarían de ir sumando víctimas fatales a lo que ya era una verdadera tragedia.
Como se sabe, las primeras informaciones concretas sobre la magnitud de la catástrofe fueron suministradas durante la noche del 15 y madrugada del día 16 de enero por el operador de la central telefónica de San Juan. “Firme en su puesto y ubicado en un lugar de emergencia debido a grietas del edificio, este modesto empleado manifestó en sus primeras comunicaciones con Buenos Aires que el número de víctimas era grande y los servicios de energía eléctrica y aguas corrientes estaban interrumpidos y que toda la población estaba concentrada en las plazas y lugares libres de la ciudad”. El aplomo del operador serviría en esas circunstancias para testimoniar los momentos más dramáticos de la luctuosa jornada: “En este momento vuelve a temblar… tiembla intensamente… La alarma es cada vez mayor… Se escuchan llantos y quejas… ¡Atención! Acaba de cesar este otro movimiento”. Los pedidos de auxilio a Córdoba y Mendoza prosiguieron durante toda la noche y fue a través de la voz de este héroe anónimo que el país conoció la magnitud de la catástrofe, organizándose desde el momento mismo de aquella comunicación, las brigadas de auxilio que se ordenaron desde el Ministerio del Interior, el Ministerio de Guerra y otras dependencias del gobierno de la Nación..


Silencio de radio

Era sábado, y aunque las actividades de la semana habían menguado y todos se preparaban para disfrutar de una de esas nochecitas sanjuaninas típicas de enero, la vida de la ciudad se desarrollaba en forma normal, incluidas las transmisiones de radio locales, ésas por las que San Juan se destacaría desde los mismos inicios de la radiofonía en nuestro país.
De pronto, “al sentirse el sacudimiento, la estación emisora dejó de funcionar”, y con aquel silencio de radio, la propia emisora fue fácil presa del pánico: “Los locutores, los artistas, los empleados y algunos visitantes comprendieron enseguida que los amenazaba un grave peligro dentro del local y buscaron la salida”. El edificio de la estación radiofónica quedó completamente destruido, como tantos otros de la ciudad.
No obstante, aunque los ocupantes del mismo lograron llegar a la calle, no todas las personas que se encontraban allí tuvieron tiempo de ponerse a salvo, siendo las primeras infortunadas víctimas de aquel desastre. 


Socorristas 


La situación después del siniestro

De acuerdo al teniente coronel Berreta, jefe de las fuerzas de auxilio en Albardón y Caucete, junto con la ciudad de San Juan, los efectos del sismo alcanzaban en esos departamentos las proporciones de un desastre ante las numerosas víctimas que allí se denunciaban. Incluso, durante el terremoto se habían producido en esos lugares muchos incendios que, ante la imposibilidad de que los bomberos pudieran actuar, se habían apagado por sí mismos. Por esa razón, las familias que habían quedado sin hogar comenzaban a ser refugiadas en las carpas instaladas por el Ejército. En Calingasta, en cambio, no había que lamentar daños. Por su parte, en Rivadavia, aprovechando los daños sufridos por el edificio de la cárcel de Marquesado, numerosos presos habían logrado fugarse.
Dada la gravedad de la situación, la Subsecretaría de Prensa de la Casa de Gobierno en Capital Federal expedía a su tiempo el siguiente comunicado: “Por disposición del Superior Gobierno de la Nación, con motivo de la catástrofe ocurrida en la provincia de San Juan, que enluta a tantos hogares y que acongoja al pueblo argentino, quedan suspendidos todos los espectáculos públicos y transmisiones musicales en todo el territorio de la República. Las radioemisoras quedan autorizadas para irradiar informativos de carácter general y noticias relacionadas con el terremoto y exclusivamente música sacra”. 


FUENTE: Diario el Zonda 



Fotos terremoto (ampliar)





Silencio de Radio – San Juan

Por Elio Noé Salcedo:

 

Era sábado, y aunque las actividades de la semana habían menguado y todos se preparaban para disfrutar de una de esas nochecitas sanjuaninas típicas de enero, la vida de la ciudad se desarrollaba en forma normal, incluidas las transmisiones de radio locales, esas por las que San Juan se destacó desde los inicios de la radiofonía argentina.
De pronto, “al sentirse el sacudimiento, la estación emisora dejó de funcionar”. Y con aquel silencio de radio, la propia emisora fue fácil presa del pánico: “Los locutores, los artistas, los empleados y algunos visitantes comprendieron enseguida que los amenazaba un grave peligro dentro del local y buscaron la salida”. El edificio de la estación radiofónica quedó completamente destruido, como tantos otros de la ciudad. No obstante, aunque sus ocupantes lograron llegar a la calle, no todas las personas que se encontraban allí tuvieron tiempo de ponerse a salvo, siendo las primeras infortunadas víctimas de aquel desastre.

Las noticias que trascendían los límites geográficos de San Juan a través de los corresponsales en Mendoza y las pocas informaciones recibidas desde el lugar de los hechos daban cuenta de que la edificación de la ciudad se consideraba totalmente destruida, y de que la capital sanjuanina, al igual que otros centros departamentales, había quedado en ruinas.

Fuente: Revista UNSJ



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(Vista Aérea Antena Radial - LV5 Radio Los Andes - 1940)



“Primer Transmisión Radial Precaria de auxilio”

La primera transmisión precaria de auxilio (QSO) durante el terremoto de San Juan de 1994 fue realizada por el Radioperador Jose. L Rocha de “LV1 Radio Graffigna” , (hoy Radio Colón).

El mismo emplaza en la “Plaza central 25 de Mayo” un equipo precario y solicitud de auxilio con “equipo radial a Baterías”.

El “Radio Club San Juan” se funda en el año 1948, siendo el Sr. Jose L Rocha su primer Presidente.


Vista Antena LV1 - San Juan (1942)


(Información Cortesía Sr. Radioaficionado Roberto Galli- San Juan)






DIARIO LOS ANDES
Fecha: Martes 18 de Enero de 1944 (LXII – N* 19.918)
Información ayuda humanitaria de RADIO ACONCAGUA

(Cortesía Biblioteca INPRES)